La patofobia es parecida a la hipocondría, pero la diferencia está en que el patofóbico tiene miedo a tener una enfermedad grave y fulminante (por ejemplo, un ictus o ataque al corazón), mientras que el hipocondríaco suele tener miedo a tener enfermedades de larga duración o crónicas, donde se sufre (por ejemplo, un cáncer, una enfermedad degenerativa, etc.).
Asimismo, mientras en la hipocondría se está totalmente convencido de tener una enfermedad, en la patofobia existe la duda y el miedo de poder estar realmente enfermo.
Tanto en la hipocondría como en la patofobia, las actuaciones que realizan las personas que las padecen son las mismas. No obstante, puede pasar que algunas personas patofóbicas, por miedo, eviten chequearse demasiado los cambios y señales corporales; por ejemplo, eviten ir al médico por si le encuentran algo o que les cueste tomar medicamentos que les receten, etc.
Todo esto causa limitaciones y afectar a algunas o a todas las áreas importantes de la vida (laboral, social, académico, etc.).